De manteles largos
El restaurante Carlota celebró su primer aniversario con un peculiar y delicioso menú, a cargo del chef Edgar Delgado
Karla Pineda Román
El restaurante Carlota celebró su primer aniversario, año en el que se consolidó como uno de los favoritos de los amantes de la alta gastronomía mexicana, cuya esencia es rendir homenaje a los platillos nacionales, respetando el producto y utilizando una técnica actual, a cargo del chef Edgar Delgado.
Ubicado en el corazón del barrio de San Ángel, al sur de la Ciudad de México, en una de las zonas más bellas de la capital, Carlota nos seduce todos los sentidos, es imposible rendirse a su atractivo.
Este feudo posee un nombre fuerte y a la vez femenino, que nos evoca indudablemente a la historia mexicana.
Al llegar al restaurante te impactará la belleza de la casona porfiriana donde se localiza, con amplios espacios, una hermosa terraza y, en general, destaca un gran diseño.
Sin embargo, la mejor parte es cuando saboreas la rica propuesta culinaria del lugar, donde resalta el gran dominio del chef Delgado, eso sí, siempre parte de la riqueza de los fogones mexicanos, aportando su sello personal, pero sin deformar las recetas tradicionales.
En esta ocasión, para festejar su primer aniversario, Carlota ofreció tres menús muy especiales, que cubrieron las expectativas de los paladares más exigentes de principio a fin.
El primer menú consistió en un tartar de avestruz con hongos y alioli de guajillo para abrir apetito, al que le siguió un robalo en recado de cenizas.
Para el segundo Menú se sirvió un tiradito de atún con verdolagas y jugo de ceniza, además de un esmedregal en holandesa de insectos y esquites.
Finalmente, en el tercer menú se disfrutó de un cebiche de jurel en nixtamal con mango, cuyo plato fuerte fue un dorado en clemole verde.
Sin duda, cada una de los platillos fue un gran éxito, en cada bocado se apreció la frescura de los ingredientes, así como la gran experiencia del chef Delgado, quien deleitó no sólo al gusto, sino a todos los sentidos.
Cada plato compaginó a la perfección sabores, texturas, olores y técnicas. Finalmente, llegó el momento de culminar la rica comida con dos postres, un mil hojas de manzana, cuya presentación sorprendió a los presentes, ya no que no era el tradicional pastel, sino que en lugar de hojaldre eran capas de manzana las que lo componían; sin duda un gran acierto, un verdadero agasajo.
El otro postre fue un dulce de leche y bizcocho de nuez, una propuesta fresca para las tardes de verano, bien compaginado e ideal para cerrar una gran experiencia culinaria.
Enhorabuena por Carlota, restaurante que tiene una gran propuesta y que sin duda, seguirá conquistando a comensales tanto nacionales como internacionales por mucho más tiempo.