Le Cloche Penché 1

Excelente opción culinaria en Quebec, Canadá

Le Clocher Penché es un restaurante formidable para comer bien, su propuesta es sencilla con ingredientes frescos de la región. Un lugar para disfrutar

POR RODRIGO LLANES/FOTOS:CORTESÍA

Visitar la ciudad de Quebec es una delicia turística que uno no se debe perder en esta vida. Se trata de una pequeña villa amurallada y rodeada del bosque y el agua de un magnífico río. El casco histórico es realmente hermoso, pues además de la muralla cuenta con edificios muy especiales.

Sin embargo sufre el mal de las ciudades turísticas pequeñas: el comercio de la zona histórica está enfocado a los cientos de miles de visitantes que buscan comprar un souvenir o comer algo ordinario que no represente un desafío para su estómago y gusto. De tal manera que abundan comedores de servicio ágil con un menú que incluye pizzas, fish and chips, hamburguesas y papas fritas y todo el refresco y cerveza del mundo.

Pero si uno averigua entre los lugareños sus mejores opciones para comer en la ciudad, estos revelarán sus secretos entre los que se encuentra Le Clocher Penché, en Saint Joseph Est, el barrio alternativo de esta pequeña ciudad y que está a veinte minutos caminando de la villa histórica.

Se trata de un bistrot con servicio para el almuerzo y las cenas. Con una comida de autor pero que se sirve en fórmula de menú para el mediodía, pues incluye siempre la sopa del día y si se desea también la ensalada.

EXQUISITA OPCIÓN GASTRONÓMICA

La oferta culinaria parte de valores sencillos pero indispensables en el arte de recibir: rigor (¡eso es muy francés caray!), simplicidad, generosidad y amor a los ingredientes. Pues sus vegetales provienen de huertos cercanos, así como sus frutas. Y las carnes y quesos de granjas de la región. Cuentan con buen pescado que obtienen del río próximo con un plato cotidiano de la pesca del día.

La carta de vinos es austera e incluye vinos del mundo y siempre varias opciones locales que son interesantes y acompañan muy bien la comida.

El gusto canadiense tiene mucho de francés, pero está abierto a otras sazones que han llegado de la cuchara de los migrantes: toques libaneses, sirios, asiáticos, entre muchos más. Y el chef y copropietario Mathieu Brisson combina esas influencias para ofrecer en su carta una comida cosmopolita elaborada con ingredientes locales, una combinación estupenda y muy adecuada a Canadá.

Por si fuera poco elaboran su pan y los postres con ingredientes bio que incluye la levadura natural para sus masas y el delicioso jarabe de maple para endulzar.

En este tipo de restaurantes yo me reconcilio con la idea de salir a comer. Para mi es devastador ver cómo la oferta de comida es cada vez más estándar y anodina para satisfacer al público en general. Por eso siempre reconfortan estos pequeños espacios que logran crear una comunidad alrededor del buen comer. Ojalá sigamos avanzando en crear esas clientelas que aprecian lo bien cocinado.

Por si fuera poco el ambiente es formidable ¡No hay música estridente, ni punchis, ni pantallas con deportes! sino una buena selección de jazz.

Si van a la villa de Quebec, este es un lugar formidable para refugiarse y comer bien.

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