Vinos que cuentan sabores
Cada sorbo que se bebe de una copa de vinos de Oregon cuenta historias con sabor del terruño, el cual habla de un suelo que le da ciertas características que hace que tengan sabores únicos.
Texto y fotos Bertha Herrera
Oregon es el segundo productor de vino en Estados Unidos, el primero es California. Sin embargo, debido a que es un estado que se encuentra al norte del país, es un lugar que favorece la producción de vides. Los días son largos y soleados en verano, con noches frías, lo que favorece a que el vino tenga una acidez fresca y balanceada; ya que las vides se maduran de forma natural.
Hay viñedos que están rodeados de montañas, con un suelo salino, lo que le da otras notas de sabor, lo mismo que el clima marítimo que viene del Pacífico.
Tiene 18 regiones donde se cultivan las uvas y más de 702 viñedos que producen 72 diferentes variedades de vides, que van desde el Zifandel, Merlot, Pinot Noir, la cual es la que más se produce, seguida por Pinot Gris, Chardonnay, Riesling y Cabernet Sauvignon.
El clima marítimo y frío del Willamette Valley hace que las mejores uvas sean Pinot Noir, Pinot Gris, Riesling y Chardonnay, las cuales dan un sabor elegante.
En los valles del sur de Oregón se produce mejor la Cabernet Sauvignon, Tempranillo, Sirah y Viognier .
Oregón es un productor de vino joven que empezó en 1983 y hasta la fecha ha adquirido un lugar en el mundo vitivinícola, con sabores interesantes del nuevo mundo, ya que geográficamente están casi a la misma altura de Bordeaux, Rhone, Francia y el norte de Italia. Asimismo, han ganado premios compitiendo con los mejores vinos de Borgoña.
MARIDAJE CON TOQUES COMPLEJOS
En el restaurante Casa Biko, de la Ciudad de México, se ofreció recientemente una cena maridaje en la que se degustaron varios platillos como el mousse de pescado en salsa de oliva con un vino Dry Reisling.
Seguido de un foie gras con perlas de caramelo con un Syrah, una falsa morcilla de hongos con sopa de maíz quemado con un Reisling, la lubina con anchoas y almejas con un Pinot Noir, Elizabeth Reserve, el cual fue un maridaje arriesgado que resultó perfecto con las almejas.
La pluma con recaudo negro con un Cabernet Sauvignon y los postres, que fueron un bizcocho de hoja santa y un mousse de browny con helado, maridaron perfecto con un ice wine del valle de Willamette.
Platos con sabores complejos, de un restaurante catalogado dentro de los mejores de la Ciudad de México que trabaja con sabores interesantes, con vinos del primer mundo que hicieron un deleite al paladar.