Cata de vinos de diversas regiones de Francia
El Tastin’ France en México una experiencia para degustar, platicar con los propietarios o representantes de los viñedos y conocer más sobre estos caldos
POR RODRIGO LLANES
Hace unas semanas la oficina Business France de la embajada de Francia en México organizó el evento Tastin’ France, una cata para los profesionales del ramo que trabajamos en México. Ahí pudimos conocer empresas de vinos de Francia que buscan comercializar sus productos en nuestro país.
La muestra incluía vinos de las regiones de Champaña (famosa por sus espumosos), Borgoña, Languedoc-Rousillon y Burdeos. Todos ellos con una calidad de exportación bastante aceptable.
Una de las delicias de estos eventos es que uno puede conocer al propietario del viñedo o a su export manager con los que se conversa para conocer a profundidad la inspiración y las cualidades de los vinos. Porque además uno puede con ello entrever su estrategia de mercado, pues están conscientes que compiten en la aldea global donde los matices culturales hacen la diferencia que provoca la elección de un vino. Esos detalles abarcan los nombres comerciales, el diseño de la etiqueta y las características del caldo mismo.
VINOS QUE SE DISFRUTAN
Collin Brut Rosé
De los diferente estantes y sus productos disfruté mucho de algunos en especial. En estos eventos uno tiene que probar los vinos en el orden de una cata, así que se comienza siempre con los espumosos y en este caso con Champagne Mandois, de Pierry y Charles Collin de Côtes de bar representaban a su región en esta ocasión. Me gustaron los vinos de las dos casas, pero coincidí con el gusto de Sophie Avernin quien prefirió las de Charles Collin, donde destacó su Rosé a base de Pinot Noir de la cosecha 2015.
El gozo de la conversación lo tuve con Monsieur Jean Pla, productor y comerciante de vinos cuya familia se estableció en Maury desde 1650 en el Languedoc-Rousillon. Jean dedica parte de su tiempo a la producción y selección de los vinos que comercializa y a pensar cómo vender vinos franceses en el mundo. Cuenta con productos de muy buena calidad que son la base de su éxito, pero también tiene un ingenio creativo muy especial, utiliza para diseñar las etiquetas acordes al tipo de vino y al mercado que va dirigido. Las etiquetas salen de lo común: son dibujos de animales con un trazo naive que raya en lo infantil pero son divertidas y llaman la atención. Para el mercado norteamericano tiene un trabuco: el vino Paris By Night, con una etiqueta que ilustra la vista del arco del triunfo al final de los Campos Elíseos en la ciudad luz. Sabe que todos los turistas americanos que visitan París en un tour tienen su parada obligada en el arco y que ahí se les explica, por la guía de la misma nacionalidad, del año en que desembarcaron Normandía y liberaron Francia. Cualquiera de ellos siente el placer de ese recuerdo bebiendo un vino con sabor francés y por eso él tiene su éxito en ese país.
La sorpresa la tuve con Domaine La Grange del mismo Languedoc-Rousillon. Sus vinos tintos tienen una personalidad descomunal, que obtienen del entorno natural alrededor de los viñedos. En el viñedo hay un pequeño equipo para hacer esos vinos: Pierre-Yves el agricultor, Francois Sebastian y su hijo Raphael pastorean el rebaño de ovejas de la propiedad y organizan las vendimias, los enólogos son Jean Natoli y Gwenaël Thomas. Y finalmente quien viaja y vende los vinos de La Grange en el mundo es Sandrina Hugeux, a quien conocí y quien me explicó las características de cada uno de sus vinos. Todos ellos trabajan en el proyecto de Renate y Rolf Freund. Me encantó su vino Icône que tiene como lugar de origen La Grange Castalides, un juego de palabras que evocan las ninfas del agua, pero también la escuela mística del libro “El juego de abalorios” del maestro Herman Hesse. Las uvas de sus viñas viejas de las variedades Syrah y Mouvedre resultan en un vino que se cría en barrica para lograr una concentración excepcional que lo vuelve redondo, potente y sin embargo muy aterciopelado. Sin duda uno de los mejores vinos de la cata.
¡Salud por el vino francés!
