El Arca Del Gusto En México

Petrini presenta “El Arca del Gusto en México”

Sabías que puedes generar un cambio cuando tomas conciencia de lo que comes. Al comprar productos locales ayudas al campesino, a la economía y al medio ambiente

TEXTO Y FOTOS BERTHA HERRERA Y SERGIO MENDOZA

 

Carlo Petrini. Fundador del movimiento Slow Food

Se habla mucho de crisis alimentaria y que en un futuro no habrá comida, si el ser humano no toma esas pequeñas decisiones diarias sobre que comer y que productos comprar.

Recientemente estuvo Carlo Petrini, fundador del movimiento Slow Food, en el restaurante El Mural de los Poblanos, en Puebla, ahí presentó el libro “El Arca del Gusto en México”, un ejemplar en el que se catalogan más de 120 productos mexicanos que muestran la gran biodiversidad que hay en nuestro país y la importancia que tiene consumir lo que se produce en cada región, para que estos no se extingan ya que forman parte de la identidad y de las tradiciones de las comunidades.

Carlo Petrini habló que el ser humano tiene la mentalidad de destruir el planeta por lo que “El Arca del Gusto” nace como alusión al relato el Arca de Noé, en el que ante el diluvio universal se construye una embarcación en la que se salvan diferentes especies que después repoblarán la Tierra.

Tostada de jocoque con chapulines.

“El Arca del Gusto”, investiga sobre los productos que están en extinción, su importancia local y los motivos para protegerlos. Ya se han publicado varios ejemplares en diferentes países, a esta asociación pertenecen más de 4850 personas en 148 países.

Para el fundador de Slow Food, México es un país con gran biodiversidad natural donde existen muchos productos de los que deberíamos estar orgullosos, es una pena que los mexicanos no les demos el valor que tienen.

Luis Javier Cué, Liz Galicia y Carlo Petrini.

SLOW FOOD

Es un movimiento que se funda en 1989 para contrarrestar a la comida fast food. Está en 160 países y pertenecen a esta filosofía, más de un millón de personas en todo el mundo.

Carlo Petrini habló de lo que implica comer comida chatarra. “Muchos de estos alimentos procesados son nocivos para la salud por todos los productos químicos que contienen”.

Por otro lado comentó que “el monocultivo destruye la biodiversidad, no ayuda a la economía local. Si no se consume lo que se produce en el lugar, no se ayuda al campesino quien es el último eslabón en la cadena productiva, vergüenza deberíamos de tener”.

Se debe consumir lo que se produce en el lugar “por ejemplo, si en un pueblo se da la manzana, está es diferente a cualquier otro lugar, ya sea por el terreno o por quien lo produce. Al consumir lo local se da el valor a la comunidad por el trabajo, es una distinción etnopolítica”.

Sopa poblana.

EL MURAL DE LOS POBLANOS

Es un restaurante en Puebla que concuerda con la filosofía de Slow Food, ya que su carta está hecha con ingredientes de productores locales y regionales. Liz Galicia, la chef del lugar presentó un menú que halago a Carlo Petrini quien estaba muy contento de estar en México y en Puebla, una ciudad que le encanta.

Ensalada de nopales.

En la comida, se empezó con pulque de San Mateo Ozolco, y como botana una ensalada de nopal.

El primer tiempo fue una tostada de jocoque con chapulines acompañado de un mezcal poblano Candinga de agave Papalometl.

En el segundo tiempo se probó una sopa poblana con rajas de chile miahuatelco y queso fresco de Chipilo, maridado con una cerveza poblana, Serdán Bitter.

En el tercer tiempo se degustaron unas costillas de cerdo en adobo de pulque y chile costeño con esquites de maíz cacahuazintle, acompañadas con cerveza poblana, Osadía Dubbel.

El cuarto tiempo estuvo compuesto por un exquisito mole poblano con guajolote acompañado de tamal tonto y chilacayote maridado con un vino tinto Shiraz de Casa Madero. Este platillo fue el que más agrado a Petrini.

Panque de elote.

Y  el postre fue un panque de elote con amaranto de Tehuacán y nieve de pinole de maíz azul de San Mateo Ozolco acompañado de un carajillo pasita.

Una tarde redonda que concluyó con la llegada de los mariachis que le fascinan a Petrini, quien dice que le gusta la música mexicana porque es alegre pero con letras tristes como la contradicción de la vida misma.

Si queremos que haya alimentación para el futuro tenemos que empezar a consumir los productos locales, así generaremos una mejor economía en nuestro país.

 

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