La comida de las favelas en Brasil, un relato interesante

La historia de mujeres, que nos muestran una cultura donde la comida juega un papel importante, la puedes ver en la Serie Street Food Latinoamérica-Brasil

POR RODRIGO LLANES/FOTOS: CORTESÍA

En Brasil las grandes ciudades tienen barrios populares donde viven muchos migrantes pobres que llegan de otras partes del país en busca de trabajo. Estas se llaman favelas y están en la periferia de Río de Janeiro, Salvador Bahía o Sao Paulo, por citar los ejemplos más famosos. Y son el lugar de la multiculturalidad brasileña con sus distintos grupos negros, mestizos y blancos.

Dentro de la favela la gente siempre está en busca de un trabajo para poder sobrevivir y quizás prosperar. Para las mujeres es particularmente difícil, pues además están a cargo del cuidado del hogar. Esa es la historia de Suzana, una mujer casada con un pescador de Bahía, a Suzana le gusta bailar y sueña con dedicarse a cocinar, pero tiene que lavar ajeno para poder ganar dinero. Hasta que un día la contratan para darle de comer a un grupo de albañiles, para lo cual pide un préstamo para comprar utensilios e ingredientes. Pero el encargado de obra se desaparece en el momento en que ella va a cobrar después de una semana de trabajo. Así se queda endeudada y con la frustración de no lograr su sueño.

Años más tarde muere su madre. Y un grupo de grafiteros llamado “Musas” está trabajando en el barrio pintando los muros de las casas y la buscan para que les cocine por varias semanas. Ella está asimilando el duelo por su madre y quizás también la pérdida de años atrás de su dinero y sus sueños. Y le pide socorro a Yemanjá, la diosa orisha del mar; quien la ayuda a vencer su dolor y su miedo. Así que acepta el encargo de la comida con la condición de que le paguen por adelantado. Los clientes aceptan y ella improvisa un comedor en el modesto patio de su casa. Al cabo de varias semanas ya tiene una pequeña fonda a la que acuden sus vecinos y todos los recomendados de los artistas que quieren probar su comida sabrosa. Los Musas le dibujan un mural que anuncia el comedor. En las redes digitales Suzana se hace famosa entre los viajeros extranjeros que llegan a Salvador Bahía, quienes buscan una comida genuina y sabrosa, diferente a la de los espacios turísticos del casco histórico.

Esta historia es muy similar a la de Martinha, una mujer que después de tomar un curso de cocina de un programa social decide hacer comida para vender. Pero en vez de hacerlo en su casa lo hace en la playa, donde pregona sus guisos que saca y sirve de una canasta que carga por entre los vacacionistas asoleándose en la arena.

Suzana y Martinha son Bahianas, esas mujeres fuertes iniciadas en la religión candomblé de raíz africana. Ellas bailan y cocinan pues la comida es la forma en la que se comunican con las divinidades que nos alimentan. Las vemos con sus elegantes vestidos blancos y atendiendo muchos puestos de comida en la calle donde preparan una comida mestiza realmente sabrosa.

Estas historias brasileñas son comunes en Latinoamérica. Y nos enseñan que la autonomía económica se puede conseguir a través de un oficio culinario que aporta una gran satisfacción personal. Porque uno hace lo que le gusta. Y con ello se enriquece el patrimonio culinario de nuestros países.

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